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DÍA 7. ERRADICANDO LA ORFANDAD


El espíritu de orfandad golpea hoy por hoy la iglesia de Jesucristo, impidiendo que tengamos y nos acoplemos a nuestra identidad como hijos de Dios, y de esta manera detener el avance del Reino de los Cielos. Se hace necesario que recibamos el amor de nuestro Padre Celestial, que aceptemos su protección, su cuidado, que no somos solamente amigos de Dios, o siervos o esclavos, somos hijos de Dios. Y como hijos tenemos grandes derechos dentro del Reino de los cielos, pero igualmente responsabilidades.

Como hijos de Dios tenemos innumerables beneficios y responsabilidades, ser ciudadanos del reino de los cielos nos lleva a una dimensión espiritual de madurez y compromiso con la nueva identidad que adquirimos. Por lo tanto, debemos recibir el amor de nuestro Padre celestial, renunciar a todo espíritu de orfandad, echarlo fuera de nosotros y abrazar el amor de Dios.

Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!» Romanos 8:15 (NVI)

Padre de los huérfanos y defensor de las viudas es Dios en su morada santa. Salmos 68:5 (NVI)

Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia. Gal. 1:15

Declaramos hoy que todo espíritu de orfandad es erradicado de tu vida y tus generaciones y que la Paternidad de Abba se manifiesta sobre ti y tu casa.

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