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EL CORAZÓN DE UN ADORADOR


La base fundamental del corazón de un adorador en la Integridad.

El rey David declaró que el íntegro es quien habitaría en el tabernáculo y monte santo del Señor.

“Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? El que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazón”. (Salmos 15:1-2).

Si bien, eso se esperaba en el antiguo pacto, ¿Cuánto más ahora, en el nuevo pacto, que somos la morada del Espíritu de Dios? Medítalo por un momento.

La integridad trasciende ambos pactos. Al ser la habitación del Señor, Él espera que caminemos en integridad. Hay cosas sobre las cuales Dios nunca va a cambiar. Una de ellas es precisamente la integridad.

La integridad tiene que ver con ser completos y vivir en la plenitud del Señor. Vivir alejados del pecado y ser irreprensibles. Que el carácter de Cristo se vea reflejado a través de nuestras vidas.

Asimismo, que nuestro espíritu, alma y cuerpo estén sujetos al Espíritu de Dios, fructificando en el amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Esto permitirá alejarse del mal y no practicar las obras de la carne. A simple vista puede resultar imposible, pero hay gracia y favor disponible de parte del Espíritu de Dios para ser mejores cada día.

El reino de Dios requiere de integridad. Es por ello que como adoradores debemos ser íntegros.

“En los íntegros es hermosa la alabanza”. (Salmos 33:1 RVR1960)

Nuestra alabanza es hermosa cuando reflejamos integridad.

Hoy en día se suscitan muchos problemas por falta de integridad.

La integridad es algo que jamás debes comprometer o negociar como adorador.

¡La integridad debe ser tu estándar!

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